Y entre los recovecos del espíritu tiene cabida ese lugar donde eres de verdad sin tapujos y sin censuras, sin apariencias.
Y en ello estamos, en la reflexión de lo que somos y lo que nos interesa mostrar a los demás, vender.
Ya dividió Aristóteles los bienes de la vida humana en tres clases:
los exteriores, los del alma y los del cuerpo. A tenor de esto, lo que diferencia la suerte de cada mortal puede estar referido a tres condiciones fundamentales:
1ª - Lo que uno es, o sea, la personalidad en su sentido más puro. Se comprenden aquí la salud,la fuerza, la belleza,el temperamento,el carácter moral, la inteligencia y su desarrollo.
2ª - Lo que uno tiene, o sea, propiedades y haberes de todas clases.
3ª - Lo que representa, es decir, cómo los demás ven y valoran a un individuo,o sea, lo que está en su representación.
Así que si apeláramos a la lógica y partiendo de la base que lo mío nunca fue la filosofía, vivimos en una representación constante donde tal vez no nos acerquemos nunca a cómo creemos que somos. Para bien y para mal imagino...
Ya lo dijo Aristóteles, no yo...
